`(…) Tú les creaste un templo en el oído. Dios cantor

Por mucho que te haga 
abrir la boca tu voz, aprende
a olvidar que cantaste.

más eterna brilla entre
las lágrimas vuestra sonrisa

las ramas de los sauces doblaría 
mejor quien sus raíces conoció 

no dejéis en la mesa 
al acostaros leche ni pam;
atraen a los muertos

que sostiene los pórticos 
y aguanta los altares

gloria al espíritu
que puede juntarnos

pura tensión. ¡Música de las fuerzas!´