`(…) Tú les creaste un templo en el oído. Dios cantor
Por mucho que te haga
abrir la boca tu voz, aprende
a olvidar que cantaste.
más eterna brilla entre
las lágrimas vuestra sonrisa
las ramas de los sauces doblaría
mejor quien sus raíces conoció
no dejéis en la mesa
al acostaros leche ni pam;
atraen a los muertos
que sostiene los pórticos
y aguanta los altares
gloria al espíritu
que puede juntarnos
pura tensión. ¡Música de las fuerzas!´
Etiquetado Rainer María RilkeSonetos a Orfeo